Gretel la lista
Gretel es una mujer, ella trabaja para un hombre rico, es una cocinera.
Gretel tiene un par de zapatos rojos, cuando los lleva puestos piensa que es una persona importante. Como si fuera poco, a ella le gusta beber y comer como una persona importante; le gusta beber vino, también le gusta comer los platos que cocina para su amo; normalmente ella solo come un poco, ¿porqué sólo un poco? Porque los platos no son para ella, son para su amo.
Un día su amo le dijo: “Gretel, tengo un invitado esta noche. Prepara dos pollos asados para la cena”.
Gretel preparó las dos gallinas, las puso en el horno, cuando estaban listas y bien asadas el invitado no estaba, todavía no había llegado; los pollos olían muy bien.
Gretel le dijo a su amo: “¡Los pollos están listos! ¡Sería una pena no comerlos ahora!”
El amo se fue corriendo a buscar al invitado, mientras este no estaba en casa, Gretel comió un ala de un pollo, ¡era deliciosa! “¡Caramba – exclamó –, qué ricas las gallinas!” Y entonces comió un poco más; ella se terminó la primera gallina, también bebió vino porque tenía sed, luego se comió la segunda gallina y bebió otro vaso de vino tinto.
Entonces el amo volvió a casa con el invitado. Gretel tenía un problema: ¡Se había comido las dos gallinas!
El dueño tomó un cuchillo grande para cortar los pollos. Gretel era muy lista y tuvo una idea, con mucha discreción fue a ver al invitado y le habló en voz baja, le dijo: “¡Cuidado! Mi amo le ha invitado a cenar pero es un truco, de hecho, ¡le va a cortar las orejas!”
El invitado miró el cuchillo grande que llevaba el amo, estaba muy asustado y se fue corriendo. Gretel fue a ver a su amo, le gritó: “Señor, su invitado me quitó las dos gallinas, se va con ellas”.
El amo respondió: “¡Qué estás diciendo! ¿Se va con la cena y se lleva las dos gallinas? ¡Podría habernos dejado una!”
El dueño se fue corriendo tras el invitado gritando: “¡Para! ¡Sólo una! ¡Sólo una!” Él quería decir: “sólo una gallina”.
Pero el invitado oyó: “¡Sólo una!” Y pensó que el amo le quería cortar “sólo una oreja”. Entonces… ¡corrió aún más rápido!