El viejo Sultán
Érase una vez un hombre pobre, tenía un perro llamado Sultán, pero el pobre Sultán era muy mayor, no tenía más dientes y ya no podía comer.
Un día, el pobre le dijo a su esposa:
“¡El Sultán es tan viejo! El pobre animal ya no puede comer, lo voy a matar”.
La mujer amaba al perro: “¡Por favor, no mates al perro!” Dijo la esposa.
“Sí, pero no tiene más dientes, no puede comer. ¡Ya no puede proteger a la familia! Lo siento, pero lo voy a matar”.
El pobre animal estaba a poca distancia del hombre y de su esposa, escuchó la conversación y estaba muy triste.
Mas Sultán tenía un amigo inteligente: el lobo; él se fue a verlo.
“Señor Lobo tengo un gran problema, no tengo más dientes, ya no soy útil para mi familia, me van a matar”.
El lobo consideró el problema, entonces dijo:
“Mira, tengo una gran idea, mañana la familia estará trabajando en el campo; la mujer y el hombre se llevarán a su pequeño con ellos; aquí está el plan: te acostarás con el niño, vendré y secuestraré al chico, pero lo protegerás. ¡Fingiré estar aterrorizado! Tu familia estará feliz contigo, ella pensará que sigues siendo útil.
“¡Es una idea brillante!” Dijo Sultán.
Así que al día siguiente, el lobo vino al campo, Sultán yacía cerca del niño. El hombre y la mujer trabajaban en el campo, de repente escucharon un grito: “¡Mamá! ¡Padre! ¡Un lobo! ¡Sultán, sálvame!” El niño gritó.
El perro atacó al lobo (¡pero fue un ataque falso!)
Sultán actuó como si estuviera protegiendo al niño y rápidamente el lobo fingió estar gritando de terror, como si le tuviera miedo a Sultán.
El hombre y la mujer llegaron rápidamente, vieron que Sultán había protegido a su pequeño y estaban extremadamente felices con él.
¡Sultán, eres un perro guardián brillante! El hombre dijo.
Y durante el resto de su vida, Sultán tuvo un lugar de honor en la casa, la familia lo trató como a un príncipe.